miércoles, 7 de octubre de 2009

7.CITA A CIEGAS.....



Nuestro primer encuentro….
Recuerdo esa noche…

Llovía, pensé que eso truncaría nuestros planes: pero no…


A media tarde me llamaste para confirmar nuestra cita. Era la primera vez que veríamos nuestras caras, estaba nerviosa y expectante…

No sabía con que me encontraría…

Decidimos mantener nuestras identidades en secreto hasta el día que estuviéramos frente a frente, eso hacia el encuentro aun más excitante.

Y ese día era ahora…

Entre en el bar acordado, un lugar neutral. Mire a mi alrededor y advertí un hombre con esa corbata roja, esa que decías que llevarías para reconocerte.

Será el, pensé, me acerque lentamente, pero con seguridad.

Fue ahí, cuando escuche tu voz preguntando

Eres tu, verdad?...en ese momento supe que tu eras a quien buscaba,

Muchas veces escuche tu voz, a través del teléfono, esa voz ronca, gastada por el cigarrillo y por los años, que me gustaba, y que se afanaba en excitarme a través del aparato.


Ahora te escuchaba cerca de mí, eso me encendía, comenzaba a sentir un calorcillo en mi cuerpo que me recorría desde los pies a la cabeza. Y que hacia que me estremeciera.

Claro, soy Miriam, respondí mientras me sentaba enfrente de ti en aquella mesa.

Pedí algo de beber, ciertamente lo necesitaba, el ambiente era extraño, mil veces escuchaste mis jadeos de placer través del teléfono, y ahora, ahora a penas podía mover la boca. Advirtiendo lo
nerviosa que estaba, descaradamente comenzaste a juguetear con un pie por entre mis piernas, subiendo lentamente, mientras mis ojos te miraban fijos, suplicando que te detuvieras, y tu rostro era dibujado por una sonrisa maliciosa, que me hacia entender que no te detendrías, aunque lo suplicase.


Bebimos y conversamos, tratando de disimular el placer que ya era evidente, tu, jugueteando aun entre mis piernas me hablabas de cosas de poca importancia, mientras que yo las abría levemente para que exploraras con mayor facilidad, disimulaba contigo, respondiendo a todas las cosas que me decías con un “si, verdad”


De pronto, nuestras miradas se comunicaron el deseo contenido, y decidimos salir de ese lugar, entre risas, llovía intensamente y corrimos a tu auto, cuando estuvimos dentro de el, sin mas preámbulos, me tomaste por el cuello, y me besaste, sentía como tu lengua y la mía jugueteaban, entre caricias, entre lamidas, mordisquitos suaves…hasta que nos separamos para poner el auto en marcha.

Durante el trayecto hiciste varias paradas, para registrar entre mi falda mi sexo, que ya estaba húmedo, y con ganas de ti, lo propio hacia yo con tu pene, hurgaba en tu pantalón hasta que mi piel sentía tu piel caliente, nos besábamos, y luego continuábamos nuestro camino hacia la habitación del hotel que habías reservado para nuestro encuentro.


Llegamos.

Nos bajamos del auto entre besos, besos calientes, lenguas sabrosas. Abriste rápidamente la puerta del que seria nuestro refugio de una noche.


Luz baja. Pero suficiente para que advirtiéramos cada movimiento, cada gesto del otro. Y así con luz tenue comenzaste a quitar con delicadeza mi ropa, mientras mis manos buscaban los botones de tu camisa para descubrir tu piel, que se advertía cálida, tu mirada se clavaba en mis ojos,
quemándome, solo en el momento en que quitaste mi sostén bajaste esos grandes ojos grises, para observar como mis pechos se erguían, como si apuntaran a tu boca, para que esta los comiera. Fue lo que hiciste, comenzaste lamiéndolos, luego tus dientes, mordían uno de mis pezones, después el otro y así, hasta que comenzaron a escapar gemidos de mi garganta, que cada vez se hacían más intensos.


Yo entonces comencé a besar tu cuello, baje por tu pecho amplio, recorrí tu abdomen todo esto con mi lengua juguetona, que amenazaba con llegar a tu sexo que aun permanecía prisionero en ese boxer, y que libere para apresarlo ahora yo, pero en mi boca.


Gemías también, mientras te escuchaba me calentaba mas y mas, querías que te lo comiera, pero yo alargaba tu espera. Con tu miembro en mi mano, besándolo, acariciándolo, lamiéndolo, pero aun sin introducirlo en mi boca, hasta que no esperaste mas y suplicaste, me pediste que acabara con esa tortura.

Entonces tus manos se perdieron en mi cabello, y comenzó tu pene a entrar y salir de mi boca, con fuerzas, con pasión, mientras lo sentía como llegaba a mi garganta, y salía hasta mis labios.

Suficiente, no querías que todo acabara ahí, y me detuviste, me tumbaste en esa amplia cama, quitaste mi pequeña tanga negra, mis medias de liga, y abriste mis piernas para llevarme al cielo ahora a mi, tu lengua acariciaba mi sexo, estaba volviéndome loca, me sentía morir cuando dibujabas círculos sobre mi clítoris, mientras mis jadeos se convertían en gemidos, en grititos de placer, metías tu lengua, para saborearme, estaba perdida en ese mar de sensaciones cuando el
primer orgasmo llego…cuando libere tu cabeza de la presión de mis manos y la levantaste , me sonreíste diciendo,¿ te gusto?

Asentí con la cabeza.

Pues este es solo el principio, agregaste.


Fue entonces cuando entraste en mi, sentí como te clavabas con fuerzas en mi interior, te abrace con mis piernas un poco levantadas para recibirte entero, comenzaste a moverte, suave primero, mas rápido después mientras nos susurrábamos al oído palabras que excitaban aun mas nuestros sentidos, mi sensibilidad estaba al limite, en cada movimiento tuyo sentía que perdía la vida, que moriría de gozo, hasta que por fin sentí como esa leche caliente comenzaba a llenar mi interior, mientras te corrías dentro mío yo lo hacia contigo, nuestros gritos se juntaron convirtiéndose en música que nos deleitaba.

Te tumbaste sobre mi, mientras aun jadeábamos sintiendo ese calorcillo de nuestra agitada respiración quemándonos el rostro, me abrazaste, y así nos pasamos minutos, no se cuantos. Me acurruque en tu pecho y nos dormimos.


La luz del día nos despertó, debíamos regresar al mundo real, no sin antes prometernos el uno al otro repetir la experiencia…


Antes de salir de la habitación me besaste como queriendo alargar el momento de nuestra separación.

Te mire y con voz suave me acerque a tu oído y te susurre: “eres tal cual te imaginaba”

Nos habíamos convertido en amantes….y eso estaba lejos de terminar….

8 comentarios:

© Capri 7 de octubre de 2009, 18:50  


........y que dure¡¡¡¡


Real como la vida misma.


*Gracias por pasarte por mis blogs y por tus comentarios, eres muy amable.
Pasate cuando quieras.

besos

Anónimo,  7 de octubre de 2009, 20:23  

MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM...

(a veces sobran comentarios)

Besos.

Alfonso 7 de octubre de 2009, 20:55  

Precioso y que recuerdos me trae, es como si estuviese reviviendo una historia muy familiar, como dice Capri real como la vida misma.
Esperamos una continuación....

Besos preciosa.

. 8 de octubre de 2009, 1:16  

Intensísimo encuentro, intensísimo relato, intensísima Miriam...


Humedo y caliente, muy muy caliente.



Besos

Unknown 8 de octubre de 2009, 17:14  

tentador el relato.
Me estoy pensando en tener una cita a ciegas, dicen que suelen salir bien.

Un besazo

Paco Guerrero 10 de octubre de 2009, 16:34  

y que dure siempre dura,como la vida,y como tus textos,que hacen que uno e sumetja en la relacion.
un abrazo

***© BaBy*** 10 de octubre de 2009, 22:08  

Yo necesito tener una asi

ufffffff que envidia


besos calidos.

Alejandro 12 de octubre de 2009, 15:26  

Nos cuentas en este post la fantasia que muchos tenemos en mente.

Feliz puente.

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