viernes, 30 de octubre de 2009

14.Agonizante de placer



Galopando por tu vientre;
alocada
Siendo dos fundidos en un solo ser.
Alcanzo el éxtasis;
desbocada
El ansia que me consume;
aplacada, satisfecha,
agonizante de placer.

Salvados por el amor,
hipnotizados por la pasión.
aletargados, febriles,
envueltos en el romance de una canción
después de saciar las ansias.

Sumida en la inconciencia.
Nos dormimos abrazados.
Y vuelvo a soñar otra vez

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miércoles, 28 de octubre de 2009

13.Llueve…



Observo por mi ventana
Y veo lo vacia que esta la calle
Lo silencioso que se mueve el mundo
Tras esas gotas que no cesan.
Llueve afuera,
Mientras bebo de mi café caliente,
Soliamos observar la lluvia desde esta misma ventana,
Juntos,
Como queriendo resguardarnos en el otro,
Usaba la lluvia como excusa
Para cobijarme en tu pecho.
Sigo observando…
Cae lenta, suave,
Siempre al mismo ritmo,
Me hipnotiza,
Me adormece,
Me hace recordarte….

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domingo, 25 de octubre de 2009

12.Bosquejando mis deseos




Ojos castaños que al amparo de tu mirada
paralizan el tiempo frente a los míos...
entonces me rodea y domina un
impulso que me transporta hacia tu cuerpo
y me presento como si estuviera
moldeada para tus manos que reconocen
mis líneas y se confabulan con tus
labios deseosos de humedecer los míos.
Imagino entonces que rodeas mi cuerpo y
tomas de él todo lo que es tuyo, me sostienes...
Estás tras de mí...
Con tu boca murmuras mi nombre
desde mis oídos hasta la blanca figura de mis hombros,
entonces mi respiración se agita y nuestros
cuerpos son uno, tus dedos descifran
mi cuerpo y guían tus manos a lugares
que nos estremecen, mis labios enrojecen
y mi mirada ya es tuya, me he
entregado al delicado movimiento
que nos aborda placenteramente, ya no
hay limites, todo fluye,
buscas sostener fuertemente mi figura y fusionarla
con la tuya, luego tiendes mi cuerpo desnudo
sobre una suave cama blanca y te recuestas
sobre mí deslizando la palma de tus manos hasta
encontrar mis pechos que endurecidos te esperan
mientras tus labios disfrutan de mi espalda,
mi respiración se transforma en deliciosos sonidos que te enloquecen,
de pronto mis caderas se apoderan del espacio
moviéndose como delicadas ramas sopladas por el
viento e incansablemente buscan tener contacto con tu piel.
Sí, inevitablemente ya no hay volver,
mi cuerpo al igual que mi corazón
entran por una cálida vertiente
para encontrarse con las caricias del placer
que dos corazones generan al renacer.

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jueves, 22 de octubre de 2009

11.Simplemente



Cuando lastimas a alguien,
no simplemente digas lo siento:
eso no deja el corazón contento.
Se daña la armonía,
es una vena rota desangrándose,
no sana rápido el agravio o el insulto.
Un perdóname no hace que todo pase de largo
y que todo marche como había venido andando,
se hace daño,
es un plato de cristal roto
que no se vuelve a pegar...

Simplemente
el perdón debe ir de la mano del olvido, olvídalo,
pero sabemos con demasiada razón
que eso no pasa muy seguido,
dices a veces, sí, te perdono,
pero, ¿se hace de corazón o
es solo por acabar el diálogo
y hacer como si nada ha pasado?.

Simplemente
procura no lastimar a las personas que amas
y que te aman a ti,
procura no dañar a nadie en esta vida,
la felicidad la lleva en el alma la persona
cuando sabe en su corazón
que no ha dañado a nadie
y que, si lo ha hecho,
reconoce su error para saber pedir perdón,
un perdón sincero,
y que se quede ese mal hecho
en el rincón de los recuerdos.


"El que perdona,
aunque solo parezca serlo a pequeña escala,
restaura la integridad del ser.
La historia de cada persona
sin duda parte de la historia mundial,
es historia mundial.
En otras palabras,
cualquier cosa que un hombre o una mujer hace,
aunque fuera en secreto,
toca, más aún, modela a la humanidad completa"

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domingo, 18 de octubre de 2009

10.Mi cuerpo está a tu lado



Como casi cada noche,
mi cuerpo está a tu lado
fácil, dulce, callado.

Mi cabeza en tu pecho se arrepiente
con los ojos cerrados
y me miras en lo oscuro
y acaricias mi pelo enamorado.

Esta mortal ternura con que callo
te está abrazando a ti
mientras yo tengo inmóviles los brazos.

Miras mi cuerpo,
los muslos en los que descansa tu cansancio,
mis senos ocultos y apretados
y el bajo y suave respirar de mi vientre
sin tus labios.

Me dices a media voz
cosas que inventas a cada rato
y me pongo de veras triste y sola
y te beso como si fueras tu retrato.

Yo, sin hablar, te miro
y me aprieto a ti y hago mi llanto
sin lágrimas, sin ojos, sin espanto.

Y vuelves a mirarme en la oscuridad,
mientras las cosas se ponen a escuchar
lo que no hablamos.

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viernes, 16 de octubre de 2009

9.-El muro


Paseo mi mente en la noche y me aferro a un tiempo que me
pertenece intentando alejarme del ruido de otras horas.

Mi espacio está ahora a salvo de cruzarse con el de otros. Busco
desesperadamente encontrarme conmigo misma, preguntándome
constantemente qué hacer y qué decir.

Quiero ser mi mejor amiga sin darme cuenta de que llevo dentro a
la peor contrincante.

Lucho con fuerza para sacar a flote lo más puro de mí, mi
verdadera yo, pero en mi camino aparecen muros con los que tropiezo y
los que intento recorrer, a pesar de que no puedo conmigo.

No encuentro la salida; no hay ninguna puerta por donde salir y
me paro y descanso hasta que mis fuerzas vuelven.

Camino y camino...

Me canso de medir mis pasos y araño con intensidad cada ladrillo
queriendo atravesar su superficie fría y amenazadora. No tengo
suficientes fuerzas.

Me siento y miro sin expresión cómo llagan mis manos y decido
comenzar de nuevo. Siempre es más fácil seguir el camino marcado que
dejarse la vida a mordiscos en cualquier piedra.

Es igual. Pienso que llegaré al final en cualquier momento y
ajusto el paso a mis necesidades, permitiéndome el lujo de parar de
vez en cuando, pero sabiendo que después tendré que volver al camino.

Levanto la mirada y veo el cielo muy lejos. Cuanto me gustaría
poder tocarlo.... Pero el muro casi lo tapa.

Me pregunto qué pasaría si trepara por él. Quizá podría
agarrarme a los salientes y subir poco a poco, pero... no, mejor
seguir el camino....es más fácil.

No quiero arriesgarme a caer después de tanto esfuerzo. Pienso
que en alguna caída podría no volver a levantarme.

Si, es mejor seguir andando.

Ando, ando, ando... ¿Dónde voy?.

El camino hacia arriba es más corto, pero desconfío de mis
fuerzas y me siento a llorar mi propia cobardía.

Siento cómo el dolor de mi alma me roza ya la piel y me abrazo a
mí misma intentando buscar consuelo. No lo encuentro. Comprendo que me
estoy engañando y me lleno de furia.

Camino más deprisa y quemo mis energías mucho antes.

Oigo, ¿A qué esperas? ¡Vuelve a sentarte! ¿No ves que ya no
puedes más? Pero recuerda: ¡debes seguir andando más tarde!.

Es mi camino, el que yo he elegido.

- ¡Vamos! ¡Camina, camina! Pero recuerda: ¡debes descansar a
menudo para poder seguir andando...!

- Sí.....para poder seguir compadeciéndome de mí misma...

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lunes, 12 de octubre de 2009

8.Cuarentena




Con qué ferocidad y a qué hora importuna
salen mis treintaytantos años de la fotografía
para exigirme cuentas.

En los ojos heridos por la luz
sostienes la mirada de mis sobras,
en el descaro de tus profecías
desdeñas la lealtad de mis recuerdos,
en la piel transparente
anegas el cansancio de mi piel
y defines mis años por traiciones.

No escandalices más,
hablemos si tú quieres,
elige tú las armas y el paisaje de la conversación,
y espera a que se vayan
los invitados a la cena fría
de mis cuarenta y dos años.

Por evaporaciones,
como las aguas sucias de los charcos
se acercan a las nubes,
caminaré contigo
hasta la plaza de nuestros destinos.

Allí están los magníficos árboles de las ciencias y las letras
con sus palabras en el mes de junio,
y el orden de los números a la orilla del tiempo,
más cerca de las divisiones que de las sumas.

Imagino tu voz, supongo el aire
-porque regresa hasta mis labios en noches de espesura-
con el que afirmarás que toda libertad es una roca,
que no faltan el viento y las razones,
sino la voluntad en el timón,
para gritar después que mi conciencia
es ya ropa tendida, palabras puestas a secar.

Tendrás razón.
No digo ni la mitad de lo que siento.
Pero recuerda que mi soledad,
la que arde en mi lámpara de desaparecida,
es el silencio de las causas perdidas.

Y puedes comprenderme:
mis yo dormidas,
el cajón de los indefensos barcos,
un teléfono antiguo...,
todas las tachaduras se parecen
a la inquietud que sufres
ante la vida en blanco.

Ya que fuerzas mis sombras con tu luz
comprende mi silencio en tus exclamaciones.
Porque sabes que sé
el lado frágil de la impertinencia,
lo que hay de imitación en tu seguridad,
la certeza que llega de los otros para empujarte
por el afán de ser el elegido,
por el deseo de gustar,
hasta vivir de oídas en muchas ocasiones.

Aceptaré las quejas, si tú me reconoces
la legitimidad de la impostura.

Ahora que necesito
meditar lo que creo
en busca de un destino soportable,
me acerco a ti,
porque sabes meditar tus dudas.

Cuando tengas la edad que se avecina,
admitirás el tiempo de los encajadores,
la piel gastada y resistente,
el tono bajo de la voz
y el corazón cansado de elegir
sombras de pie o luz arrodillada.

Después de lo que he visto y lo que tú verás,
no es un mal resultado, te lo juro.
Baja conmigo al día,
ven hasta los paisajes verdaderos
en los que discutimos,
y me agradecerás
la difícil tarea de la supervivencia.

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miércoles, 7 de octubre de 2009

7.CITA A CIEGAS.....



Nuestro primer encuentro….
Recuerdo esa noche…

Llovía, pensé que eso truncaría nuestros planes: pero no…


A media tarde me llamaste para confirmar nuestra cita. Era la primera vez que veríamos nuestras caras, estaba nerviosa y expectante…

No sabía con que me encontraría…

Decidimos mantener nuestras identidades en secreto hasta el día que estuviéramos frente a frente, eso hacia el encuentro aun más excitante.

Y ese día era ahora…

Entre en el bar acordado, un lugar neutral. Mire a mi alrededor y advertí un hombre con esa corbata roja, esa que decías que llevarías para reconocerte.

Será el, pensé, me acerque lentamente, pero con seguridad.

Fue ahí, cuando escuche tu voz preguntando

Eres tu, verdad?...en ese momento supe que tu eras a quien buscaba,

Muchas veces escuche tu voz, a través del teléfono, esa voz ronca, gastada por el cigarrillo y por los años, que me gustaba, y que se afanaba en excitarme a través del aparato.


Ahora te escuchaba cerca de mí, eso me encendía, comenzaba a sentir un calorcillo en mi cuerpo que me recorría desde los pies a la cabeza. Y que hacia que me estremeciera.

Claro, soy Miriam, respondí mientras me sentaba enfrente de ti en aquella mesa.

Pedí algo de beber, ciertamente lo necesitaba, el ambiente era extraño, mil veces escuchaste mis jadeos de placer través del teléfono, y ahora, ahora a penas podía mover la boca. Advirtiendo lo
nerviosa que estaba, descaradamente comenzaste a juguetear con un pie por entre mis piernas, subiendo lentamente, mientras mis ojos te miraban fijos, suplicando que te detuvieras, y tu rostro era dibujado por una sonrisa maliciosa, que me hacia entender que no te detendrías, aunque lo suplicase.


Bebimos y conversamos, tratando de disimular el placer que ya era evidente, tu, jugueteando aun entre mis piernas me hablabas de cosas de poca importancia, mientras que yo las abría levemente para que exploraras con mayor facilidad, disimulaba contigo, respondiendo a todas las cosas que me decías con un “si, verdad”


De pronto, nuestras miradas se comunicaron el deseo contenido, y decidimos salir de ese lugar, entre risas, llovía intensamente y corrimos a tu auto, cuando estuvimos dentro de el, sin mas preámbulos, me tomaste por el cuello, y me besaste, sentía como tu lengua y la mía jugueteaban, entre caricias, entre lamidas, mordisquitos suaves…hasta que nos separamos para poner el auto en marcha.

Durante el trayecto hiciste varias paradas, para registrar entre mi falda mi sexo, que ya estaba húmedo, y con ganas de ti, lo propio hacia yo con tu pene, hurgaba en tu pantalón hasta que mi piel sentía tu piel caliente, nos besábamos, y luego continuábamos nuestro camino hacia la habitación del hotel que habías reservado para nuestro encuentro.


Llegamos.

Nos bajamos del auto entre besos, besos calientes, lenguas sabrosas. Abriste rápidamente la puerta del que seria nuestro refugio de una noche.


Luz baja. Pero suficiente para que advirtiéramos cada movimiento, cada gesto del otro. Y así con luz tenue comenzaste a quitar con delicadeza mi ropa, mientras mis manos buscaban los botones de tu camisa para descubrir tu piel, que se advertía cálida, tu mirada se clavaba en mis ojos,
quemándome, solo en el momento en que quitaste mi sostén bajaste esos grandes ojos grises, para observar como mis pechos se erguían, como si apuntaran a tu boca, para que esta los comiera. Fue lo que hiciste, comenzaste lamiéndolos, luego tus dientes, mordían uno de mis pezones, después el otro y así, hasta que comenzaron a escapar gemidos de mi garganta, que cada vez se hacían más intensos.


Yo entonces comencé a besar tu cuello, baje por tu pecho amplio, recorrí tu abdomen todo esto con mi lengua juguetona, que amenazaba con llegar a tu sexo que aun permanecía prisionero en ese boxer, y que libere para apresarlo ahora yo, pero en mi boca.


Gemías también, mientras te escuchaba me calentaba mas y mas, querías que te lo comiera, pero yo alargaba tu espera. Con tu miembro en mi mano, besándolo, acariciándolo, lamiéndolo, pero aun sin introducirlo en mi boca, hasta que no esperaste mas y suplicaste, me pediste que acabara con esa tortura.

Entonces tus manos se perdieron en mi cabello, y comenzó tu pene a entrar y salir de mi boca, con fuerzas, con pasión, mientras lo sentía como llegaba a mi garganta, y salía hasta mis labios.

Suficiente, no querías que todo acabara ahí, y me detuviste, me tumbaste en esa amplia cama, quitaste mi pequeña tanga negra, mis medias de liga, y abriste mis piernas para llevarme al cielo ahora a mi, tu lengua acariciaba mi sexo, estaba volviéndome loca, me sentía morir cuando dibujabas círculos sobre mi clítoris, mientras mis jadeos se convertían en gemidos, en grititos de placer, metías tu lengua, para saborearme, estaba perdida en ese mar de sensaciones cuando el
primer orgasmo llego…cuando libere tu cabeza de la presión de mis manos y la levantaste , me sonreíste diciendo,¿ te gusto?

Asentí con la cabeza.

Pues este es solo el principio, agregaste.


Fue entonces cuando entraste en mi, sentí como te clavabas con fuerzas en mi interior, te abrace con mis piernas un poco levantadas para recibirte entero, comenzaste a moverte, suave primero, mas rápido después mientras nos susurrábamos al oído palabras que excitaban aun mas nuestros sentidos, mi sensibilidad estaba al limite, en cada movimiento tuyo sentía que perdía la vida, que moriría de gozo, hasta que por fin sentí como esa leche caliente comenzaba a llenar mi interior, mientras te corrías dentro mío yo lo hacia contigo, nuestros gritos se juntaron convirtiéndose en música que nos deleitaba.

Te tumbaste sobre mi, mientras aun jadeábamos sintiendo ese calorcillo de nuestra agitada respiración quemándonos el rostro, me abrazaste, y así nos pasamos minutos, no se cuantos. Me acurruque en tu pecho y nos dormimos.


La luz del día nos despertó, debíamos regresar al mundo real, no sin antes prometernos el uno al otro repetir la experiencia…


Antes de salir de la habitación me besaste como queriendo alargar el momento de nuestra separación.

Te mire y con voz suave me acerque a tu oído y te susurre: “eres tal cual te imaginaba”

Nos habíamos convertido en amantes….y eso estaba lejos de terminar….

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jueves, 1 de octubre de 2009

6. NUESTROS ENCUENTROS SECRETOS : Día 3, 4 , 5…..


Todos los días durante mi estadía en la casona nos reunimos en el
mismo lugar, a veces por sexo, otras veces por compañía, unas cuantas
por conversación y buen vino…
Ahora ambos somos cómplices del mismo delito y esclavos de los mismos placeres…

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